31.8.09

VOCA


a Paulina Duarte




Todo era exacto bajo el estupor,

muerte sobre la vida,

piedra sobre la piedra,

pero yo estoy del otro lado


Martín Adán



MITAD DEL CUERPO







El vientre duro en medio del cuerpo / sesgado, algo que se entienda, que se explique por sí mismo violando su propia convención / una piedra morada en medio del cuerpo mientras vamos separando sus partes, su necesidad










***









LO QUE REPITE NO ES CRIMEN sino nacimiento, repite lo que muere para decir real o religión; si lo que se mueve no es palabra sino movimiento puro;

00000000000000000000000000000la frente esta detenida y de pie rotando, busca raíces ese movimiento está en el secreto y tantea para estirarse sobre las piedras

con un pulso de arenas que se ahogan habrá de decir una sustancia, pero será un color o un objeto áspero, cortante

00000000000y la lengua que se asoma es una esfera inyectada de veneno.

00000000000000000000000000000000000000 Por mientras está todo lo demás existiendo vacíamente, meditando un sonido común para vertirse;

un neuma semejante al arrastre de la respiración en la garganta

000000000000000000 cada huella del cuerpo sobre sí mismo pregunta a un mismo tiempo y la palabra es un cilindro por donde sopla el neuma, envase de madera y hojas

000000000000000000000000000000000000000000000000000000000 algo que debe morir









***









CUANDO UNO SE DOBLA Y CALLA y las líneas de la mano se mezclan fabricando un nido al agua que baja de los techos; como va a morir un animal sin paredes ni lluvias, recordadas ahora tal vez de un cuadro que viste desde siempre: el recogimiento

000000000000000000000000000000000000 de las rodillas un espejo repite el blanco cáscara, el blanco almohada para dejar el respiro y el sorbo siguiente: el blanco jadeante de las facciones y las sombras brutas


A veces, uno es este nido que atrapa la voz cerca cuando mana, dentro y siempre cerca, la cara que se hunde y va olvidando, como si de otra manera cayera con los brazos abiertos, y entre los dedos un silbo dibuja el nombre que es el otro extremo de una sombra: la manta que recibe, los espacios que se amoldan y vacían, como quien entra en su otro signo











***









QUEDARSE EN LAS COSAS mirarlas largamente por saber cómo nos son ajenas, cómo hemos llegado a una fragilidad completa frente a las cosas, por abuso y falacia. Quedarse en los nudos o la cicatriz, el costado doloroso del cuerpo y buscar un árbol como un cuchillo que lo cerrase con su fuego ligero. El aire de las palabras que en otro extremo llegan a tierra o la voz al borde de florecer o quebrarse; la triza de la hoja tan parecida a las cárcavas del cemento y es por culpa de la lluvia, esa que explica a esta ciudad cuando cada año está a punto de matarla, que llevamos todas estas marcas, porque el cuerpo no hace más que llenarse de marcas y a la vida hay que explicarle algo difícil que nos gustaría no decir, un derrumbamiento de viejas catedrales hay que explicarle y los grandes trozos de nada detrás de los que una voz nace y celebra / eso que debiera ser la vida y no una colección de platos sucios vigilando la tarde. Cuando lo que importa es este orden que vinimos a romper y contra el cual nos movemos, fatigados peces en aguas densas, y todo impulso tiene este sonido de cosa rota, de cosa inútil y a la vuelta del día imparable / encontrarlas como reflejos del polvo común, sentirlas / como los cabellos que cortados acusan suciedad entre las maderas, en las grietas de la casa;

y uno está en el piso mirándose las manos

uno está en el piso mirándose las manos









***









CÁRCEL. Hay hojas quemadas donde mis manos puedan alcanzarlas, frente a mí en el suelo, una larga mesa de hojas quemadas, gotas que están por caer

0000000000000000000000000000000000 es cosa de encontrar el matiz preciso del aire, perseguir un color que lo domine todo, parecido al humo que te ha rodeado y por su culpa

0000000000000000000000000000000en la boca del estomago una esponja que pesa deletrea las cosas mientras ellas suceden

000con el pensamiento mismo fuera de su forma pero en la forma entera en que la materia se estanca


entre las costillas, un hilo, cáñamo o algo lleno de escamas, va bordando los sitios del aire, nombre tras nombre afiatando la caparazón de piel seca y callada

00000000000000000y el destello ácido de las sílabas se empoza en las manos, permanece


Hojas quemadas cubren el suelo como una larga mesa y una música de respiración cerrada cala los huesos y empuja

0000000000000 un esqueleto de cosas sobrepuestas que deben separase un poco y caer

como arena entre rendijas

deben hervir hasta ser humor puro que escape

cuando el asma cada vez más profundo, como una luz cortante exhala el dolor

o abre los ojos.


para Marco Allende









***











EL CLIMA DEL HAMBRE una marca gris en los bordes de la multitud, que la descubre como una consecuencia, como un aliento, aguas que se atascan y retroceden en la arcada del fango

0000000000000000000000000000000000000000de lo agudo que se ponen los cuerpos cuando intentan escapar, zafarse, desmenuzarse en cuerpos propios y un rumor sobre las cabezas los mancha de una misma luz


atado y vuelto a atar; las costras donde los pies resbalan, sedimentos brillantes, empuñaduras de la corriente que se cierra y marchita, granos de colores se gastan rodando por las orillas como si durmiesen


0000000000000000000000000000000000000000 Hay un coro de hombros sucios y ropa hundida en grasa, donde el fuego es una reminiscencia que avanza hasta su límite y se ahoga; figuras en la pared como en un altar pisoteado

00000000000000000000000 y el sonido del hambre; de alguien que se aleja, de una voz como un llanto se aleja y desentierra de las costillas sus puntas de aire cortante, de alguien que queda desencajado, hundido en los que faltan

000000000000000000000000000000000 quedan alas como láminas de piel seca

00 conversaciones en oscuros pasillos

000000000000000000000000000000 queda un susurro atrapado

0000000000000000000000000000000000000000000000000000000 ese susurro es guerra


Lecturas Troyanas: 30 de octubre 2007, Balmaceda 1215, Santiago.






El alma más seca es la más sabia y la mejor.

La luz seca es el alma más sabia y mejor.

Donde la tierra es seca, es el alma más sabia y mejor

Heráclito de Efeso (Fragmentos 74-76)





*





Siempre cuenta sobre un camino, una negativa encendida a estar, a corresponderse, porque él quiere decir abertura o veta que romperá la piedra no, sino el corazón de la piedra, no la marea incendiando los lugares donde se duerme de pie hablando, se ausculta. La llama de las palmas es necesario saber quemar la lengua de esa boca, en ese barro de mierda de la boca pisoteada y esperando, hay cosas esperando un golpe definitivo que cegará los trajes de la usura, las tablas de la ley cayeron y de sus trozos se hizo un borde de mar que las erosiona hasta hundirse y dar el giro entero, eterno, Siempre cuenta del eterno, ese es su nombre, y su ocasión es cosa de zafar los dientes.








*









Árbol de ceniza la cama y su fuente de cielo raso

el hijo quiere sostenerse

pero hay tanta pobreza en todo

lo que tocan sus manos saliendo


La forma del árbol cuando se ajusta

y le marca la cintura con los nudos

el graznido de la ceniza

como una cortina manando a sus costados


El hijo quiere una cruz con la forma del árbol

deshacer debajo la marca ceñida

quebrar la fuente sobre el ruido

su radiación en todo como en una foto

la presencia dilatada de los objetos

por la luz que declina y llena la fuente deshojándose

cuando se arremolina el viento entre ellos




*



2001 10 figura [sobre un cuadro de Marcelo Grez]




Estuve mirándola largo rato, anoté los sitios que hurgó en las paredes como un trayecto, las líneas que desbordan siguiéndola arrastraron las marcas de siempre por el uso, los puños mullían los muebles al levantarse, pequeñas mesas de luz bajo las ventanas como un envase abierto con nuestras espaldas atravesadas. Su gesto golpeando antes de perderse –estaba, hacía, entonces-, el agua suspendida como ahorcada / o como si la silueta al pasar le hubiese cortado la piel y los muñones quedaran colgando de las gargantas metálicas.


He estado viéndola por días, buscando los hitos posibles de su movimiento, los puntos sobre los que gravita su negación o abandono; permanece ahora sentada al borde de la tarima, rotas las barandas su espalda se antepone, las puntas de los codos, las rodillas defensivas, y hacia atrás / como lentas sangrando se abrieran las fosas a otras habitaciones, dormitorios donde está repetido su gesto, escaleras que sirvan de salida a esa azotea.


Cubriendo el vidrio de una de las láminas de la ventana, decidí esperarla, en la hoja fija del par de esas ventanas que contienen como una cruz disecta; cuando abro la otra lámina, la luz que da por arriba y ese lado del cuadro realza la sombra en medio, como la atadura de un antes y un después desplazado desde el sitio que encuentro para verla, su espalda y el agua que oxidó el muro como único presente plausible cada vez: un circuito que derruyera los materiales hasta la pausa o suspensión de su quebradura.


Debe confiarse de antemano –debe sostenerse la creencia- que su cara está igualmente cortada, que su cuerpo está adentro y no saldrá inclusive después del último derrumbe, que cada indicio corresponde al recogimiento de su retrato amatorio, que permanece afuera y esta ventana es sólo una manera para detenerla, en la dirección que el ojo cava por calzar con su deseo.